Siempre guardaré como un recuerdo grato al Maestro Carlos Iriarte quien fue nuestro entrenador de atletismo por toda la secundaria y el magisterio, salvo el último año 1972 en el que se fue a entrenar a un rival.
Recuerdo que cuando entrenábamos en el estadio Mateo Flores, después de los calentamientos nos distribuíamos todos, cada uno en su evento y él siempre estaba al tanto de los que hacíamos.
En varias ocasiones cuando yo entrenaba en el área designada a los lanzamientos, escuchaba la vos del Maestro Iriarte que venía desde la pista de carreras, haciéndome alguna indicación, dirección, corrección o felicitación de parte de él.
Años después lo visité una vez en el Centro de Atletas de Alto Rendimiento en Izabal y vi colocado en su puerta un letrero que decía:
“Un entrenador ayuda al atleta a desarrollar su máximo potencial, fijan conjuntamente las metas y trabajan en ellas”.
Fue un gran líder y maestro, porque siempre se preocupó por sus atletas.